Reflexiones del fondo más largo

Hace 9 días platicaba que acababa de hacer el fondo más largo de la preparación del maratón.

Desconozco si los maratonistas de élite siguen un programa diferente, pero este fondo es normalmente de entre 32 y 34 kilómetros.  No es poco.  Además, un corredor llega a esa sesión con la carga de trabajo acumulada de 13 a 15 semanas de entrenamiento específico para el maratón, donde el volumen y carga se ha ido incrementando paulatinamente.  

Un corredor primerizo llega a esa sesión con el miedo implícito de afrontar un reto desconocido.  Auqnue ha ido corriendo cada semana un 10% más que la anterior, el último fondo habría sido de 30 o 31 kilómetros y seguramente le dejó adolorido.  Pensar en correr esos 2 o 3 kilómetros extra, seguramente, representa un reto complicado.   Para el corredor primerizo, es la terrible monotonía de, cada semana, enfrentarse a un reto más grande. Como aquél videojuego donde, el jugador vende a uno de los monstruos más fuertes... solo para tener que enfrentarse a un monstruo aún más fuerte una semana después.

Ahora, es muy común que un corredor no haya podido completar uno de los 3 o 4 fondos previos (ya sea por lesión, cansancio o enfermedad).  Eso solo complica el reto del día.

Finalmente, ese fondo es el último ensayo general que tiene el corredor para ir probando diferentes estrategias de hidratación, nutrición, ropa y la preparación previa al fondo.

Por eso, los aficionados, este fondo es un punto clave de la preparación.  Es la emoción de decir "ya llegué" con el entrenamiento y, a partir de ahí, reducir el volumen de trabajo cada semana durante la etapa de taper.

En mi caso, al estar preparando mi segundo maratón, en lugar de aprender toda una estrategia para la carrera, solo me he enfocado en probar nuevas variables que me permitan mejorar mi desempeño este año. 

En mi caso, la rutina se ha ido refinando.  Les cuento lo que hago en fondos de más de 21 kilómetros.

Siempre verifico el clima y trato que el fondo sea al menos 2 horas después de desayunar (o del almuerzo).  La idea es comer algo que me deje satisfecho pero que no sea pesado a la hora de correr.  La avena es una gran alternativa. Si el clima me obliga a salir muy temprano, intento levantarme a media noche a comer algo para luego volver a dormir.  

Media hora antes de salir, empiezo el ritual para irme mentalizando a correr. Primero, saco los geles, barras de energía o pepperamis que vaya a a necesitar durante el entrenamiento.  La idea es un gel cada 30 minutos y algo de comer (barra de energía o pepperami) cada 45. A veces cargo unas pastillas de cafeína para esos últimos kilómetros donde el cansancio ya esté pegándome duro.


Suministros para 32 kilómetros, incluyendo electrolitos y pastillas de cafeína


Dependiendo de la temperatura, decido la cantidad de agua que voy a llevar.  Por lo general llevo 2 botellas de 500 ml en el chaleco, pero si se requiere, el chaleco puede llevar el sistema de hidratación con una bolsa de 2.5 litros de agua.  Como en todo, no hay escenario ideal y debo elegir entre alterar mi ruta para poder parar en algún punto a recargar las botellas de agua, o andar cargando con casi 4 kilos a cuestas (entre el agua y suministros).  Además. considero si es necesario poner electrolitos en el agua (necesario con fondos de más de 25 kms, cuando hace calor o cuando espero correr arriba de la zona 2).

Cargando toda el agua posible: 3.5 litros


Finalmente, me pongo la crema para rozaduras y elijo la ropa adecuada para el clima (varias capas si es invierno o si hay probabilidad de lluvia).  Por lo general corro con gorra (además de tapar el sol, ayuda a controlar el sudor en la cara) y, de ser necesario, lentes para sol.  

Ya vestido, me preparo un café y me tomo la L-Carnitina. Después ya solo meto en el chaleco los suministros, junto con teléfono, llaves y, si es un día especialmente frío y el fondo es de más de 28 kms, una pila externa.

Obviamente, este ritual aumenta las posibilidades que tenga que hacer una escala técnica (sí, me refiero al topo) y salga a correr con todas las variables bajo control.

Este año salí a correr más tarde de lo esperado y, para colmo, era un día excepcionalmente soleado para ser Abril (aunque la temperatura no pasó de 17 grados).  Así que tuve que, tras 4 kilómetros, tuve que regresar a casa a ponerme bloqueador solar.  Y aún así agarré color.

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