La tecnología que acompaña al atleta
Hace unas semanas platiqué de cómo un maratón se apoya en la tecnología, pese a que el acto de correr sea un acto primitivo. Hoy quiero hablar de la tecnología alrededor del corredor.
Primero está lo más evidente: el calzado. El mercado global de zapatos para correr en 2021 fue de 15 mil millones de dólares. A inicios del siglo XX, los zapatos para correr apenas y se distinguían de los zapatos de calle o botas militares. Hoy en día, vemos avances en todo lo relacionado al calzado: materiales ultraligeros, suelas que reorientan la energía de la zancada, suelas con placas de fibra de carbono integradas, materiales muy ligeros y repelentes al agua y humedad, hormas adaptadas a la posición natural del pie, etc. Como ya comenté hace tiempo, hay muchísimas marcas poco conocidas que están especializadas en zapatos para correr: Hoka, Saucony, Brooks, On, Inov-8... además de las marcas ya muy conocidas como Nike, Adidas, Under Armor, New Balance, Mizuno, Asics, etc. Cada marca tiene su estrategia para unir la tecnología de materiales y la ingeniería para armar un zapato de alta calidad.
Pero hay otra forma en las que la tecnología ha llegado al corredor: las aplicaciones. No sólo es posible medir la cadencia y distancia corrida con un teléfono inteligente. Si el corredor cuenta con algún accesorio como monitor cardiaco o un reloj inteligente, es posible medir la frecuencia cardiaca y hasta la oxigenación de la sangre mientras al correr. A partir de ahí, las posibilidades no tienen límite: un corredor con un presupuesto moderado puede tener access a información de casi la misma calidad que un atleta de élite.
Sabiendo usar esa información, es posible crear programas de entrenamiento más efectivos y mejor adaptados al corredor. A final de cuentas, si es evidente que un corredor batalla con ciertas condiciones (por ejemplo, subidas pronunciadas), el entrenador puede incluir sesiones adicionales de fuerza o incluso sesiones específicas donde el corredor tenga que subir pendientes pronunciadas.
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Photo by Pixabay |
Por eso, muchas aplicaciones incluso tienen un panel de entrenadores detrás, de modo que es posible armar planes de entrenamiento personalizados y, si el modelo de suscripción lo soporta, ofrecer seguimiento en el entrenamiento de un corredor.
Les dejo la lista de aplicaciones que actualmente uso:
- Nike Running Club. Hace mucho tiempo, Nike empezó a sacar zapatos donde uno podía meter un chip en la suela. Ese chip permitía monitorear el trote de un corredor y, con la aplicación Nike Plus (así se llamaba), era posible guardar cada sesión de entrenamiento. Muchos años después esta aplicación dejó de depender de los chips en los zapatos. Ahora simplemente hay que cargar con el smartphone (o el smartwatch) para registrar cualquier sesión de entrenamiento. La aplicación incluso ofrece algunos programas de entrenamiento (que se pueden ir adaptando según el rendimiento del corredor). Personalmente usé esta aplicación para preparar mi primer medio maratón. Hoy mismo sigo usándola para llevar el registro de lo que corro y los kilómetros que les voy metiendo a mis tenis.
- Strava. Hay una expresión muy común entre corredores: si no está en Strava, nunca ocurrió en la vida real. Strava funciona de forma muy similar a Nike Running Club, solo que permite además registrar otro tipo de actividades, como natación, remo, ciclismo, pesas, etc. No solo eso, Strava se conecta a monitores cardiacos y permite dar un seguimiento muy detallado a cada sesión de entrenamiento. Como buena red social, es posible compartir y tener visible en un perfil público cada sesión de entrenamiento, lo cual la hace una contramedida para situaciones donde a un corredor se le llegue a acusar de saltarse puestos de control en una carrera.
- Coopah. Esta aplicación permite tener accesos a entrenadores y planes de entrenamiento personalizados. Es la aplicación que promueve el Maratón de Londres y la usé para empezar a desarrollar mi plan de entrenamiento.
- Gymbook. En esta aplicación voy guardando los programas de ejercicio para el gym. Además, voy registrando como si fuera una bitácora los ejercicios que voy haciendo, junto con el peso que levanto en cada sesión.
Quienes hayan entrenado pro varios años, habrán visto otras aplicaciones como Endomondo, MapMyFitness y MyFitnessPal. Curiosamente las tres aplicaciones son un caso de estudio digno de escuela de negocios: Under Armor las compró a muy alto precio como parte de una (muy) mala estrategia y acabaron desapareciendo del entorno digital.
Quienes tengan redes sociales verán que en esta época hay muchas promociones de aplicaciones como Better Me o Freeletics. No debe sorprender que, precisamente al terminar la temporada navideña, viene la época de querer inscribirse a un gym (o a un programa en una aplicación) para bajar de peso. Quienes hemos sobrevivido el ciclo de propósitos de Año Nuevo lo tenemos claro: los gyms y parques se llenan de "nuevos" atletas en enero y, para marzo, solo quedarán entrenando los verdaderos atletas. Lo mismo ocurre con las aplicaciones: a final de cuentas, lo digital es meramente una réplica del mundo real.
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