Una carrera más

Unas semanas después del maratón, conforme se va extinguiendo la euforia de ser parte de ese 1% que alguna vez en su vida ha terminado un maratón, viene ese momento donde uno piensa ¿y ahora?

Tomando un poco el concepto de Viktor Frankl en "El Hombre en busca de sentido", habiendo completado el primer maratón, ¿qué sigue? Para muchos es válido decir que el objetivo quedó tachado de la lista y ya está, no volvemos a correr.  Pero la espinita queda. Uno extraña esas endorfinas que se tienen después de entrenar y que, a veces, permanecen un par de días.  Es verdad que se puede retomar una rutina de ejercicio que incluya salidas a correr pero, ¿cuál es la meta? ¿cuál es el sentido? 

En mi caso, una meta es la diferencia que me puede empujar a dar un extra. El no permitir tener ese pretexto de último momento para no ir a entrenar.  Además, de siempre he tenido claro que quiero correr el maratón de Atenas.  Pero no este año.  Simplemente sería demasiado tiempo que le quitaría a mi familia si me pongo a entrenar dos maratones en menos de 12 meses.  Además, debo demostrarme a mí mismo que puedo terminar un maratón en menos de 5:15 para saber que podría terminar Atenas en menos de 7 horas (el maratón de Atenas tiene una muy larga subida desde el kilómetro 15 hasta aproximadamente el km 30). 

Al mismo tiempo, dejar de entrenar sería reducir mis posibilidades de mejorar mi tiempo para centrarme en correr en Atenas.  Ante ese dilema, hubo que buscar un nuevo objetivo, una nueva cumbre.  Sobran las carreras en UK a lo largo del año, pero esta vez quise encontrar una en la parte final del verano, donde pudiera meter parte de mi entrenamiento durante las vacaciones del verano y aprovechar el clima.  Y encontré una carrera diferente.  El medio maratón de Pleshey.

Este maratón es diferente porque no se hace dentro de un entorno urbano, como la mayoría de las carreras. Tampoco es una carrera en pista de tierra.  Simplemente una carrera sobre caminos asfaltados, en medio del campo en el condado de Essex.  Además, es una carrera "homologada" (sí, entre comillas por lo que describo más adelante). Como carrera, la disfruté mucho porque las condiciones de clima eran ideales: sol, temperatura entre 12 y 15 grados, no había charcos y un entorno 100% rural.


Además esta carrera me dejó muchos momento de "primera vez". Sí, por primera vez:

  • Quería correr debajo de un tiempo específico. Por eso elegí un programa de entrenamiento enfocado en terminar debajo de 2:10.
  • Descubrí el impacto que COVID tiene en la condición física.  Un mes antes de la carrera me cayó de visita el bicho y tuve que parar el entrenamiento por 10 días.  Al regresar a entrenar, sentí como había retrocedido en mi preparación.
  • Me dí cuenta que el programa que seguía era demasiado ambicioso. Antes de COVID ya notaba que mi programa estaba llevándome al límite y, posiblemente, 2:10 era muy ambicioso. Después del COVID era una certeza, 2:10 era un sueño guajiro.
  • Estaba en un maratón donde el 90% de los corredores eran realmente competitivos: penúltimo lugar de mi categoría, 245 de mi género (de 249) y 371 (de 378) de todos los corredores.
  • Bajé el tiempo de mi marca personal, pensando en una marca de una carrera homologada. En 2018 corrí el London Landmarks Half Marathon en 2:36:24.  Esta vez el tiempo del chip fue de 2:31:30.  Lejos del 2:10 que quería, pero aún así marca personal.
  • Hubo un error con el tiempo de mi chip. Cuando crucé la meta sabía que tenía marca personal (el reloj de carrera marcaba 2:32, pero había sido de los últimos corredores en cruzar la meta y quería saber cuál era el tiempo oficial. Pero mi tiempo ¡no aparecía en la página de resultados!  Para colmo, era claro los organizadores tenían un problema mayor (vean el punto siguiente) e iban a tardar en hacerme caso.
  • Me tocó una carrera donde un error de los oficiales resultó en que la distancia recorrida era menor a la distancia oficial, lo cual impidió que los resultados fueran homologados. En puntos del trayecto, había que tomar un camino distinto y esos cruces tenían una isla en forma de triángulo, para dividir el tráfico vehicular en cada dirección.  Los corredores, en lugar de dar vuelta en el trayecto más corto para tomar el otro camino, teníamos que dar vuelta alrededor de la isla, incrementando la distancia a recorrer.  Sin embargo, al final de la carrera los oficiales nos mandaron por el trayecto más corto.  Ese cambio implicó que la carrera fue aproximadamente 100 metros más corta.  Cuando llegué a la meta varios corredores se quejaban con los organizadores y éstos aceptaron investigar.   Esa misma noche nos llegó un correo a los competidores donde los oficiales aceptaron el error y que trabajarían con England Athletic para encontrar una solución para los corredores que fueran afectados (imagina usas la carrera para lograr un tiempo de calificación a un evento importante y, por culpa de los oficiales, tu resultado no puede ser homologado).  

Después de cruzar la meta

A final de cuentas, Pleshey fue una gran experiencia porque me permite pensar en correr una o dos carreras por año. Posiblemente un medio y un maratón completo.  Y así, poco a poco, lograr el tiempo que me permita pensar en el Maratón de Atenas.


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