Hablemos de autismo - Discapacidades no visibles (parte 1)

Hoy quiero platiquemos de dos cosas: discapacidades no visibles y el esquema del collar del girasol.  Ambos elementos son igualmente importantes y por eso he preparado dos publicaciones el mismo día (una para cada tema).  Estás leyendo la primera parte.  Por eso, cuando termines, te recomiendo continúes con esta publicacion.  

Cuando hablamos de discapacidades, pensamos de inmediato en temas de movilidad. Es tal el paradigma y la asociación de discapacidad y movilidad, que el símbolo universal de discapacidad es una silla de ruedas.  Si vemos a alguien con muletas o sillas de ruedas, de inmediato entendemos que usen el lugar del estacionamiento para minusválidos.

Fotografía de Jakub Pabis

Sin embargo, como todo en la vida, el tema es mucho más complejo.  Para empezar, hay discapacidades que no son permanentes (por ejemplo, una persona que tiene una pierna enyesada mientras sana un hueso roto), otras no son continuas (enfermedades debilitantes que no se manifiestan de forma continua, como la epilepsia) y discapacidades no visibles (aquéllas que, a simple vista, no pueden apreciarse).

Es importante que distingamos entre una enfermedad o condición (Alzheimer, autismo, ceguera, etc.) y sus síntomas.  Las discapacidades no visibles son aquellas donde los síntomas de una enfermedad o condición se manifiestan como dolor, pérdida de funciones motoras, dolor, disfunción cognitiva, etc. En pocas palabras: los síntomas impiden a la persona llevar una vida normal.

Pensemos en una persona en etapas relativamente iniciales de demencia o Alzheimer.  Muy posiblemente va a poder caminar y moverse normalmente, pero su discapacidad cognitiva puede impedirle entender e interactuar debidamente con su entorno.  Ahora imaginemos a una persona débil visual.  Esta persona posiblemente pueda navegar un centro comercial sin problema alguno pero batallaría mucho en una tienda o restaurante con poca luz. 

¿Cuántas veces no hemos visto a gente estacionarse en lugares para minusválidos y bajarse sin ningun tipo de ayuda para caminar?  ¿Cuántas veces no los tachamos de abusivos y gandallas?  Yo lo he hecho.  Pero últimamente he descubierto que hay muchas condiciones no visibles donde el uso de esos lugares está más que justificado (por ejemplo. alguien cuya enfermedad le reste movilidad y, por lo tanto, no pueda estacionarse en lugares estrechos).

¿Y esto qué tiene que ver con autismo?  Mucho.  Recuerda que una persona neurodivergente puede tener problemas sensoriales que impacten su propriocepción y, por lo tanto, tenga problemas para entrar y salir de un auto en lugares estrechos.  También puede tener hipersensibilidades a ciertos estímulos que, de presentarse, pudieran derivar en una crisis emocional severa donde ya no pueda operar de forma normal o racional.  Otro ejemplo es que, muchas vceces, las personas con autismo no pueden estarse quietas esperando y, el tener que hacer fila es suficiente para provocar una crisis.

Visible o no visible, la discapacidad tiene el mismo efecto limitante para la persona que la padece.  Una persona que haya perdido sus piernas tiene limitada su movilidad o no puede disfrutar de ciertos lugares a menos haya adaptaciones en el entorno.  Una persona con autismo posiblemente no pueda disfrutar de lugares donde hay mucho ruido o muchas luces, a menos que se reduzcan esos estímulos.

Y, al igual que con discapacidades motrices, la sociedad mexicana tiene mucho por aprender respecto a discapacidades no visuales. 

Te invito a que sigas leyendo en mi siguiente publicacion, donde hablaré de un esquema para ayudar a personas con discapacidades no visuales.  

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