Ejemplos y sacrificios

Recientemente platiqué cómo veo a la montaña con cierta fascinación.  Igualmente (o por extensión), veo con la misma fascinación el esfuerzo y sacrificio de los deportistas camino de alguna hazaña (o la hazaña misma). 

Y ejemplos sobran:

  • Roger Bannister rompiendo una barrera que, hasta ese momento, se veía como insuperable al correr la milla debajo de los 4 minutos.
  • Las expediciones polares de Scott y Amundsen.  

Y no hablo solo de leer acerca de las hazañas.  Ha habido algunas que he podido ver directamente por TV.  El mejor ejemplo es en los Juegos Olímpicos.  Aún recuerdo como si fuera ayer cuando Ben Johnson reventaba el récord mundial y olímpico en Seúl 1988 (y aún recuerdo más claro cuando escuché le habían descalificado por doping).  Y también pude ver la transmisión en directo de cuando Usain Bolt reventó el récord olímpico y mundial en Beijing 2008.

Hoy quiero enfocarme en dos casos concretos que representan mejor ese sacrificio para lograr una hazaña.

Primero está Eliud Kipchoge, quien sacrificó casi dos temporadas solo para intentar romper la barrera de las 2 horas en el maratón.  Aunque no fuera récord oficial (por no ser carrera abierta, tener corredores marcando el paso y que esos corredores formaran una barrera para limitar la resistencia del viento).  Simplemente, lo logrado en Viena en Octubre de 2019 debería estar en los libros de historia del deporte (ese día corrió en 1h 59m 40.2s).  Habría que agregar que, al día de hoy, Kipchoge le bajó el récord oficial de una maratón a 2h 1m 09s en Berlín en 2022 (pero Roger Kiptum impuso un nuevo récord en Chicago el mes pasado).

Luego está Rafa Jaime, un para-atleta/montañista mexicano que hace unos meses logró hacer cumbre en el Everest.  Su caso requiere mención especial.  Ha luchado dos veces contra el cáncer y, a los 18 años, perdió la vista.  Sí, Rafa ha logrado muchas cumbres (incluyendo el Everest) como invidente.  Pero no solo eso, ha completado varios Ironman (sí, esa modalidad de triatlón que incluye 5km de natación en aguas abiertas, 180 km en bicicleta y un maratón completo) y fue el primer invidente en terminar un ultramán (una triatlón de varios días en el que cada prueba requiere cubrir el doble de distancia que el ironman).

No puedo cerrar este post con una conclusión. Simplemente debo decir que hay ejemplos que hacer ver una meta lejana como una meta posible.  Una especie de "si ellos pueden volar tan alto, creo que puedo despegarme un poquito del suelo".  A final de cuentas, con un poquito de dedicación, esfuerzo y constancia, seguramente podré lograr una meta más cercana al resto de los humanos.


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