Hablemos de autismo - Juicios sociales

Hoy quiero dedicar unas líneas a ciertas situaciones que, pese a estar mayormente fuera del control de los padres, pueden impactar nuestra conducta y como reaccionamos.

Como podrás imaginar, los padres podemos influir en las percepciones de un niño autista, pero no podemos determinar ni predecir al 100% sus reacciones.  Por eso, creo, el temor más común de los padres es que el niño tenga una crisis emocional.

Sin embargo, en muchos padres hay un temor inconciente: el juicio social.  Tristemente, es muy común que terceros vean reacciones de un niño autista y no comprendan el porqué, y aún así salten a emitir juicios. 

Un ejemplo muy común es el de un niño autista que ve juguetes en una tienda y no quiere alejarse de ahí. Luego vienen los padres y lo jalan para irse a casa.  Hay niños autistas que necesitan ellos convencerse que es hora de irse y, cuando los jalan, van a insistir en regresar a ver esos juguetes.  Tras un par de iteraciones, el niño muy probablemente involucione a una crisis emocional.  La gente que sea testigo, solo va a ver la forma en que esa crisis se manifieste: pataleos, llantos incontrolables, etc. 

Si nosotros mismos, como padres, no siempre tenemos herramientas para identificar signos tempranos de que algo no va bien con el niño, ahora imaginemos lo que pasa con familiares o amigos que no necesariamente han leído o vivido algo relacionado al autismo.

Para ilustrar mejor este escenario, veamos otro ejemplo.  Imagina a un niño que sea hipersensible a roces en su piel. El niño se va a dormir a casa de sus primos, quienes le regalan una playera nueva.  No debe extrañar que el niño quiera estrenar la playera.  Desafortunadamente, es muy probable que la etiqueta le raspe y, por su hipersensibilidad, va a empezar a estar inquieto.  Las emociones del niño van a empezar como ansiedad, pasando por una serie de movimientos repetitivos e intensos, donde el niño va a intentar eliminar esa sensación que causa la etiqueta.  En su desesperación, es probable el niño termine en una crisis emocional que no van a poder prevenir o controlar los familiares que cuidan al niño.  

Por eso no sorprende que, desafortunadamente, las familias con niños autistas suelen reducir mucho su vida social.  Sé de primera mano de padres que dejan de asistir a convivios con amigos para evitar andar dando explicaciones o evitar los comentarios de otros, simplemente porque no saben como reaccionará su hij@.  

El problema es doble.  Por un lado, no es justo con para un niñ@ que le robemos la oportunidad de convivir con otras personas.  Por otro lado, nosotros mismos agravamos el problema que percibimos.  Si no queremos ir a una reunión familiar porque no sabemos como va a reaccionar nuestro hijo, negamos la oportunidad que nuestros familiares aprendan del autismo y desarrollen (o aprendan de nosotros) herramientas que, bien aplicadas, pueden resultan en un niño autista llevando una vida social perfectamente normal con pijamadas con sus primos, fiestas infantiles, etc.

Si tienes miedo de lo que otros piensen de tí como padre al ver como  reacciona tu hijo, te pido que te valga sombrilla lo que ellos piensen.  Al mismo tiempo, dáles la oportunidad de aprender porque el mismo principio que aplica con nuestros padres también aplica con otros.  No tiene nada de malo comentarles que tu hijo es autista.  Tampoco tiene nada de malo que les cuentes/enseñes de alguna estrategia que en ese momento puede funcionar.  En pocas palabras, está en nosotros asegurarnos nuestros hijos lleven una vida lo más normal posible.  Al mismo tiempo, podemos hacer esa vida sea "más normal" si activamente involucramos a otros compartiendo la información y las herramientas que tenemos.

Comentarios

Entradas populares