La tecnología detrás de una carrera

Correr es un acto meramente primitivo.  Los seres humanos corríamos para cazar y comer.  Al mismo tiempo, aprendimos a correr para preservar la vida y no ser cazados.  Pero, como buenos seres humanos, sobrecomplicamos las cosas y ahora nos rodeamos de tecnología para correr.

Esta observación (ojo, no es queja) tiene sentido cuando queremos medir con precisión todo lo que ocurre en una carrera.  La precisión es un problema que requiere solución si queremos mantener un nivel de competencia justo y parejo.  Pongamos unos ejemplos de cómo se manifiestan esos problemas:

  • Si hay 10 mil corredores, es un hecho que no todos cruzarán la línea de salida al mismo tiempo. Es decir, habrá quien tenga que correr 400 metros solamente para cruzar la línea de salida.  Si se usa la hora del pistoletazo de salida para cronometrar la carrera de todos los corredores, aquellos que no inicien en la línea de salida ya están siendo penalizados (y en carreras multitudinarias, es común cruzar la línea de salida más de media hora después que salieron los primeros corredores).
  • ¿Cómo asegurarse que la carrera sea de la distancia reglamentaria? Recientemente, Camille Herron ganó un ultramaratón de 100 millas quitándole más de un minuto al récord mundial (que ella ostentaba).  Imagínense la frustración de la corredora cuando el récord no se homologó porque un cambio al recorrido resultó en una ruta 218 metros más corta.  Lo más frustrante es que, incluso si se extrapolara el tiempo para la carrera completa, hubiera terminado ¡30 segundos por debajo del récord!
  • ¿Cómo prevenir que corredores hagan trampa y se salten parte del recorrido?  Desafortunadamente hay muchos tramposos y no falta el vival que va a pensar en "teletransportarse" 5 o 10 kilómetros más adelante empleando algún medio de transporte.

La solución más simple pasa por una logística bien planeada y el uso de la tecnología.  Para darle a los atletas la mejor oportunidad para completar la carrera a su mejor paso, lo mejor es dejar que los más rápidos empiecen primero.  Por eso, los corredores de élite siempre salen primero.  Luego viene la salida, en oleadas, del resto de corredores según el tiempo en el que esperan terminar: los más rápidos primero, los más lentos al último.  El resultado es simple: los corredores se van esparciendo a lo largo del recorrido, de modo que todos tienen espacio para correr, a su paso, de forma segura.

Sin embargo, eso agrava el problema del tiempo.  Antes, había jueces que manualmente anotaban el momento en el que cada corredor cruzaba la salida.  Así se podía ajustar el tiempo de un corredor  al completar el maratón (sobretodo si arrancaba varios minutos después del pistoletazo de salida).

Hoy en día la respuesta son microchips.  Es muy común que los números de corredor tengan metido un microchip que sirve para cronometrar el momento en el que el corredor cruza la línea de salida y la línea de meta.  Obviamente, hay sensores ubicados en ambos puntos para poder detectar al chip.  El corredor solo debe preocuparse por portar su número y ya.

Photo by Nic Wood

Esa misma tecnología se usa ahora para detectar tramposos en el maratón y otras carreras de fondo.  Simplemente, los organizadores colocan sensores para los chips a lo largo del recorrido. De ese modo se puede saber en qué momento un corredor cruza cada punto de control y es posible detectar si un corredor se saltó alguno (por haber tomado un atajo, por ejemplo).

Pero, si nos vamos lo que sucede hoy en día, la tecnología va mucho más allá.  Ahora es posible seguir, en tiempo real, el tiempo que va haciendo cada corredor a través de un app.  Primero se usaban los  tiempos detectados con el chip en el número de corredor. Hoy en día, los corredores bajan un app que permite sus amigos y familiares les vayan rastreando durante el recorrido en tiempo real.  


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