Los 10k del domingo

Sobreviví. Creo ese es el mejor resumen de la carrera del domingo.

No quiero usar esta publicación para analizar lo que pasó. Quiero simplemente dejar constancia, como anécdota, de la carrera del domingo.

Para empezar, resulta que la carrera coincidió con los últimos 5 días de verano en UK (por cierto, los primeros 5 fueron a inicios de Junio).  No es de Dios ponerse a correr a las 11 AM con 29 grados y 65% de humedad.  Sin embargo, ese clima tocó y así se tuvo que correr.

Esta carrera es organizada cada año en un pueblo entre Londres y Cambridge y se supone es campo traviesa.  La trazada es a lo largo del Flitch Way.  Donde antes habían rieles de ferrocarril,  hoy queda una vereda en medio del campo (y en algunas zonas está en medio del bosque).


Listos para arrancar

Después de recoger mi número de corredor y de asistir a la sesión de información para corredores, nos llevaron a los corredores a un punto en el Flitch Way para acomodarnos según el tiempo que esperábamos hacer.

A las 11 en punto, sonó el claxon indicando el comienzo de la carrera.

Desafortunadamente, este año la carrera no pudo usar terrenos dentro del Hatfield Forest (un área natural protegida junto al extremo poniente del Flitch Way) así que los organizadores compensaron consiguiendo acceso  a unos terrenos de cultivo entre los kilómetros 4 y 6.5.

Creo esa parte de la carrera, entre el km 4 y 6 fue lo más pesado para mí.  Aunque no corríamos dentro del campo de cultivo, el terreno no era una vereda. Se requería concentración total en el terreno, precisamente en un tramo sin sombra y mayormente de subida.  El terreno no tuvo desniveles extremos, pero sí estaba cubierto de restos del cultivo anterior.  Por eso no había forma de anticipar si el terreno donde uno pisaba estaba 100% plano. Eso destruía la confianza implícita del corredor de que el siguiente paso es en algo plano y firme.  La concentración extra que necesitaba era simplemente para asegurarse el próximo paso no iba a reventarme el tobillo.

Quien me conoce sabe que esta vista me motiva.

Los últimos 400 metros eran ya fuera del Flitch Way y nos llevaban directamente al salón de fiestas del pueblo, donde se había instalado la meta.

Hubo tres cosas que se me quedaron grabadas de ese último tramo.  Curiosamente, mi lista de reproducción empezó a tocar Little Fighter de White Lion.  Esta es una de esas canciones que escucho desde la adolescencia y tiene algo que me recarga las pilas.  

Luego, en el último tramo había familias que habían salido de sus casas a aplaudir a los corredores.  Creo que el tema de los aplausos merece una mini-reflexión en alguna otra ocasión.

Finalmente, junto a la línea de meta había dos familias que traían puesta la playera de los Springboks (equipo nacional sudafricano de Rugby).  Los Springboks (a quienes he apoyado desde hace más de 10 años) jugaban esa tarde su primer partido del Mundial de Rugby y mi única reacción al ir llegando a la meta fue acercarme a esas familias gritando "Go Bokke! Go!" (mi esposa ya después les explicó que soy fan de los Springboks).

Mi tiempo al final fue de 1h16m06s, pero creo que dejaré para otro día el análisis de la carrera.

Algo que me gustó mucho de esta carrera es que es un evento familiar de todo el pueblo. En la zona de meta había una familia vendiendo hamburguesas y hot dogs con carne de animales que ellos mismos crían.  Un evento familiar redondo.

¿Una hamburguesa o un hotdog?

Luego de 10k, el hambre exige al menos uno de éstos.

Definitivamente volvería a correr en este evento.  Solo espero el próximo año el clima coopere un poco.

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