La depresión post maratón
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Photo by Anna Shvets |
Muchos corredores hablan de la depresión post maratón. Hace un año, la emoción de haber completado el maratón duró varias semanas. Leí en grupos de maratonistas en redes sociales que muchos corredores primerizos sentían un vació en los días después de completar el maratón. Muchos lo definían como el "post-marathon blues". Honestamente, no me sentía así.
La realidad es que yo a esas altunras pensaba en si convenía o no inscribirme al Maratón de Atenas (que sigue siendo mi meta a largo plazo). Al mismo tiempo, en mi trabajo se acercaban los eventos anuales de cada Junio, donde se recaudan fondos para causas sociales. El año pasado había mucho para elegir:
- Competencias para ver qué departamento acumula más kilómetros por empleado a lo largo del mes, ya sea corriendo, en bicicleta o nadando
- Una carrera ciclista de Londres a París (en 3 días)
- Torneos de tenis y golf.
- Una carrera de 5 kilómetros en el centro de Londres
Y debo decir, no me pegó esa depresión de la que otros hablaban.
Fue entonces que un compañero me compartió su perspectiva. Para él, cuando terminó su primer maratón, hubo un periodo donde no corrió. Fue un cambio radical de rutina porque, de seguir la disciplina del entrenamiento, de repente no tenía esa responsabilidad. De tener un objetivo claro (la carrera), ya no tenía ese objetivo. Concluí que es la falta de un objetivo lo que puede llevar a esa depresión.
Es importante subrayar que no hablo de una depresión clínica. Simplemente se trata de una caída del estado de ánimo por la falta de una meta deportiva.
Y es así que llegamos a 2025. Días después de inscribirme al Maratón MyWay de este año me apunté para un medio maratón en Septiembre. Es decir, ya tenía una meta deportiva antes de correr el maratón este año. Y aún así, en los días que siguieron al maratón sentí me faltaba algo.
La primer semana fue de recuperación y apenas hice ejercicio. Aún así sentí me faltaba algo. A nivel fisiológico posiblemente no tenía las endorfinas. Este año fue "otro maratón" y no "mi primer maratón" y con eso, creo, el nivel de endorfinas era órdenes de magnitud menor.
Me queda claro que esa minidepresión no es solo por la falta de una meta, el no tener un programa inmediato de entrenamiento es también un factor.
Pero el algoritmo en redes sociales hizo su trabajo. Hace 2 semanas me apareció la publicidad de una carrera de 5 y 10 millas (8 y 16 kilómetros) a las afueras de Londres. El dilema fue entonces decidir entre atender una minilesión en la planta del pie (lo contaré más delante) o lanzarrme y correr los 16 kilómetros. Cuando descubrí que las opciones no eran mutuamente excluyentes, me apunté.... y la cercanía de una carrera vaya que ayudó a resetearme mentalmente.
Luego les cuento cómo me fue.
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